Ahora sigo cayendo sin ternura que me susurre lo absurdo de lo necesario.
Limites son los que comprenden ahora mi llamada “savia” que no se sabe, ni se supo cuando empezó, pero demandamos el observarla de lejos, con miedo a tocar, sentir y dejar de inhalar, es ahí y es ahora cuando siento que respirar se transforma en un ejercicio que me aturde.
Quiero que concluya, pero no antes de decir lo que mis labios callaron para olvidar… debo olvidarme de amar.
A veces el solo hecho de estar vigente es suficiente para estimular la curiosidad del no haber estado. Estas dudas se barajan ante los errores, errores que posiblemente no hubiesen sido cometidos de no ser por nuestra presencia. Presencia que pudo movilizar la vida hacia la muerte, muertes que no hubiesen ocurrido de no ser por nosotros; bien que nosotros escarbamos… que terrible vicio que es provocar. Quizá llantos involucrados en nuestros deseos, caídas provocadas por nuestras grietas... esto no seria una interrogante si me dijesen el porque o la razón por la cual sigo dando vueltas en órbitas “rectas” cuando lo único que quiero es ser como pretendo. No puede haber conforme contradicción, solo intentan demolerme con suposiciones y expresiones que emergen de una garganta que solo se preocupa de emperifollarse de flores plásticas.
¿Cuando podré apartar la puerta que se fue atascando hasta hoy?; ¿cunado van a venir a examinarme para arrancarme las bazofias de tonos naranjas que me despiertan una y otra vez…? ¿Cuando alcanzaré soñar...?, ¿Cuando?
Dejen de respirar su mierda, que solo media más sobre ustedes como equivalentes, -¡es que no se dan cuanta que solo añadimos mas caprichos sobre los cobardes!-. ¿Que somos?; Somos tan cobardes que mis alaridos en este momento provocan titubeos que saben… saben que van "evaporarse". Ya no saben como responderle a algo que no alcanzaba ni siquiera a ser incuestionable. ¿Que es lo que necesitan distinguir?... Dejen de esperar.
